Un nuevo estudio sugiere que quienes viven cerca de zonas volcánicas tendrían más riesgo de desarrollar cáncer de tiroides.
Investigadores italianos hallaron que entre el 2002 y el 2004, las tasas de carcinoma papilar de tiroides, que es el tipo más común de cáncer de tiroides, eran dos veces más altas en la zona volcánica de Sicilia que en el resto de la isla.
Entre los residentes de la provincia de Catania, en Sicilia, hogar del volcán activo Etna, hubo 32 casos de cáncer de tiroides por cada 100.000 mujeres al año y seis casos por cada 100.000 hombres. Las cifras, en el resto de Sicilia, eran de 14 y tres por cada 100.000, respectivamente.
La gran mayoría de los cánceres eran tumores papilares de tiroides, una forma de lento avance que es la más frecuente de los cánceres tiroideos.
"El aumento del cáncer de tiroides es alarmante en la zona volcánica de Sicilia, más del doble que en el resto de la isla", dijo a Reuters Health el autor principal del estudio, doctor Riccardo Vigneri, de la Escuela de Medicina de la Universidad de Catania.
Dado que no todos los volcanes son iguales, se desconoce si las personas que viven cerca de un volcán tienen más riesgo de desarrollar cáncer de tiroides, dijo Vigneri.
Según el autor, se deberían hacer más estudios para conocer las tasas de cáncer de tiroides y de otros tumores en esas zonas. Vigneri indicó que 500 millones de personas en el mundo viven en regiones volcánicas.
Los resultados del estudio aparecen en Journal of the National Cancer Institute (NCI).
En la base del cuello, la glándula tiroides produce hormonas que regulan la frecuencia cardíaca, la presión, la temperatura del cuerpo y el peso. El cáncer de tiroides es bastante infrecuente; en Estados Unidos, por ejemplo, se diagnostican unos 37.000 nuevos casos por año, según el NCI.
Pero la incidencia de la enfermedad aumentó en las últimas décadas en Estados Unidos, Francia, Italia y otros países, señaló el equipo.
Los factores de riesgo incluyen la deficiencia de yodo y la exposición a altos niveles de radiación, como la radioterapia en la cabeza y el cuello. Pero más allá de eso, poco se sabe sobre qué tipo de exposición ambiental favorecería la aparición del cáncer.
Según el equipo, es posible que las tasas de cáncer de tiroides hayan sido más altas en Catania por las sustancias químicas presentes en el agua potable del acuífero volcánico.
"En muchas muestras de agua potable de la zona volcánica hallamos un aumento por sobre la concentración máxima permitida de cuatro metales y el compuesto radioactivo natural radón 222", explicó Vigneri.
No obstante, el experto agregó que no habría que excluir otras posibles explicaciones.
El equipo opina que se necesitan más estudios para determinar, si los hubiera, qué sustancias contaminantes en el agua potable serían responsables del aumento excesivo del riesgo de desarrollar cáncer de tiroides.
"Si, como sospechamos, el elemento cancerígeno está en el agua potable, la filtración o su dilución con agua de una zona cercana no volcánica serían estrategias útiles para reducir el riesgo", dijo Vigneri.
En la mayoría de los casos, el cáncer de tiroides demora en avanzar y se suele identificar cuando todavía el tratamiento puede ser exitoso.
Según la Sociedad Estadounidense del Cáncer, el 97 por ciento de las personas a las que se les diagnostica este tipo de tumor sigue con vida a los cinco años.
Los primeros síntomas del cáncer de tiroides incluyen un bulto en la parte delantera del cuello, cambios de la voz o voz ronca, glándulas inflamadas en el cuello y problemas para respirar o tragar, aunque esos síntomas suelen también tener otra causa.
FUENTE: Journal of the National Cancer Institute, online 5 de noviembre del 2009